El éxito en el transplante de una palmera, depende de muchos factores. Algunos son
controlables, pero otros son en la actualidad, imposibles de conocer y valorar.
Depende de la especie, de su edad, del estado fisiológico y nutricional del ejemplar, de la
época en que se realice, de las condiciones ecológicas del lugar de procedencia y de destino,
del tiempo que dure el proceso, de las técnicas, los métodos y los materiales que se usen y del
esmero, cuidados y atenciones que se apliquen durante y posteriormente al transplante y
plantación.
Desafortunadamente, la inmensa mayoría de las palmeras que se plantan y transplantan, no
reciben la preparación previa necesaria, ni un seguimiento adecuado. Tampoco suelen ser
realizados por profesionales cualificados, por lo que el éxito del transplante es bastante
azaroso, y si no fuera la por la eficacia natural de los sistemas biológicos que poseen algunas
especies de palmeras, el transplante tal y como se lleva a cabo en la actualidad no tendría
ningún éxito.
En la mayoría de los casos, el “transplante” de palmeras adultas consiste en arrancar
directamente y sin ningún tipo de preparación previa, a los individuos. Posteriormente se
depositan temporalmente en tierra o en maceta y se suelen servir a la mayor brevedad posible,
sin dar tiempo a la palmera a rehacerse de tan severa agresión. Por ello, cuando se realiza la
plantación de palmeras adultas, estas presentan su escasa copa atada. No les han dejado
tiempo para su enraizamiento en el vivero y la palmera no está, por lo tanto, garantizada. Un
símil sería una operación a corazón abierto, sin anestesia y sin periodo de rehabilitación. Si
hay suerte vivirá, de lo contrario perecerá.
Esto explica la alta tasa de mortalidad en los transplantes de la mayoría de las palmeras en
estado adulto. Lo realmente increíble, es que en algunas especies sobreviven muchos de los
ejemplares que son sometidos a este proceso.
Se recomienda que planten o transplanten siempre palmeras jóvenes, cuanto más mejor y, si es posible, conociendo el lugar de procedencia parental. (que las plantas provengan de producción en vivero, con todas las garantías fitosanitarias; que estén enraizadas en contenedor, al menos dos años y garantizadas y que las palmeras puedan mostrar su bella y exótica cima coronada de hojas, inmediatamente después de terminados los trabajos de plantación, como se hace con los árboles y arbustos).
El transplante de palmeras es una de las operaciones más traumáticas a las que se puede ver sometido un individuo. No hay que olvidar que en el proceso, la palmera vá a sufrir una
mutilación que va ha afectar entre el 95 y el 99% del sistema radicular funcional, hasta ese
momento. Los desordenes fisiológicos, patológicos y biomecánicos, que sufre la planta, son
muy grandes.
Es sorprendente la capacidad que tienen algunas especies de palmeras para sobrevivir al
transplante y rehacerse, sin mostrar signos de haber sufrido semejante operación.
La experiencia ha demostrado que los meses más calurosos, una vez entrada la primavera y en
pleno verano, es la época en que se dan los mejores resultados para el enraizamiento de una
palmera recién transplantada.
Factores básicos a tener en cuenta, a la hora del transplante y la plantación de una palmera:
-Especie: cada especie posee una sensibilidad diferente al transplante, no es lo mismo una P.
dactylifera que una P. canariensis, siendo esta última mucho más sensible.
-Edad: cuanto más jóvenes sean los ejemplares, mayor éxito en la plantación.
-Repicado de la planta: en general las palmeras repicadas y en maceta o en cepellón, sobreviven con más éxito a los transplantes que las no repicadas.
-Tamaño del cepellón: en la mayoría de las especies, cuanto mayor es el tamaño del cepellón,
mayor es el éxito del transplante.
-Protección de la copa: con las técnicas, métodos, materiales y objetivos, con los que se
realizan los transplantes en la actualidad, para evitar la deshidratación es imprescindible
acortar y reducir el tamaño de las hojas, así como proceder a su atado con fibras naturales y
tratamiento con antitranspirantes. Lógicamente, cuantas más hojas se respeten mejor. En
general, eliminar como máximo entre el 25 y el 50 % de las hojas.
-Transporte de la planta: hay que prestar una especial atención a no dañar la yema terminal de
la palmera; es un punto muy débil que puede ser afectado con solo forzar las hojas. No utilizar
cables para sujetar o mover la palmera, utilizar cintas lo más anchas posibles. El transporte en
camión siempre debe ser bajo cubierta de toldo, para protegerlas del viento y del sol.
-Preparación del lugar de plantación: las dimensiones del hoyo de plantación no deben
exceder en mucho el tamaño del cepellón, para facilitar la fijación de la palmera y reducir los
movimientos indeseados. En general suele oscilar entre 20 y 50 cm. por cada lado. El drenaje,
debe estar plenamente garantizado. El hueco se rellenará con una mezcla de suelo, materia
orgánica y arena en partes iguales.
-Plantación: debe respetarse el nivel del suelo de origen. No enterrar ni sobre elevar el cuello
de la palmera. Fijación de la palmera hasta su total enraizamiento: hay que garantizar que la
palmera no se mueva una vez realizada la plantación, mediante cables o tutores que no dañen
el tronco. Estos, permanecerán hasta que tengamos la garantía de que la palmera ha enraizado,
unos dos años.
-Eficacia del riego: La palmera deberá disponer de una humedad constante, sin que se
produzcan encharcamientos. Hay que prestar especial atención en los periodos estivales o de
vientos intensos.
Cuidados posteriores al transplante
Se desatarán las hojas cuando las nuevas sobre salgan por encima de las que permanecieron
en el ejemplar durante el transplante.
Se comprobará que el riego y drenaje del ejemplar es efectivo.
-DIFICULTAD EN EL TRASPLANTE | ||||||||||||||||
- Bismarckia nobilis - Copernicia Alba •Trasplante complicado - Butia capitata |
- Archontophoenix alexandrae |
Trasplante de palmeras pequeñas |
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Trasplante de palmeras medianas o grandes En tamaños grandes o medianos, la operación es de más envergadura y hay que contar con otros medios. De entrada, sólo será posible si puede acceder un camión grúa o una pala mecánica para levantar la palmera en peso y moverla. Es habitual contratar a una empresa de jardinería que haga toda la operación. Distinguimos dos casos: |
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a) Especies delicadas, como Kentia o Palmera canaria. Aquí será necesario hacerlo en dos pasos. El primero consiste en hacer, como mínimo 5 meses antes de extraerla del suelo, una zanja estrecha con la azada de 60 cm. de profundidad a cierta distancia del tronco y a todo su alrededor y luego rellenarla con un buen suelo o con un sustrato de textura arenosa. En esa zanja rellena se desarrollarán raíces nuevas. |
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El segundo paso sería la extracción propiamente dicha transcurrido este tiempo mínimo de 5 meses. Especies a aplicar este método son: - Howea
forsteriana b) Especies más "duras" que no es necesario el paso previo de hacer una zanja: |
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- Phoenix
dactylifera - Chamaerops humilis - Washingtonia filifera y W. robusta - Arecastrum romanzoffianum - Trachycarpus fortunei |
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1. Riega el día anterior a la extracción para que la tierra esté húmeda. 2. Practica una zanja a cierta distancia, bien con una pala mecánica (las hay pequeñas que se alquilan por horas) o, incluso con azada. Para el primer caso de antes, de especies delicadas, se hace esta zanja por fuera de la que se hizo meses atrás. 3. El cepellón debe quedar con forma tronco-cónica.
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Washingtonia robusta |
Phoenix roebelenii |
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4. Se envuelve entonces con una tela metálica, un geotextil, una tela de yute o, lo mejor para evitar que se rompa, se escayola. De todas maneras, en cepellones grandes, no suele ser necesario el escayolado puesto que tienen suficiente consistencia como para que no se desmoronen y con envolverlo en tela y malla de alambre, vale. 5. El tamaño adecuado de cepellón dependerá de la especie. Si es más delicada cuanto más grande, mejor. Por ejemplo, los casos de la Kentia o la Palmera canaria. Otras, como Wachintonas, Arecastrum o Palmera datilera, se pueden hacer cepellones muy pequeños, pero siempre, tamaño grande, tanto mejor. 6. La carga y descarga y el
traslado se deberá hacer con cuidado para no dañar la corteza, la cual, a diferencia de los árboles, no se regenerará y las marcas quedarán para siempre. Ojo con dañar o golpear el "cogollo"
o brote terminal de la palmera, ya que si se rompe, moriría la planta, puesto que es su único punto de crecimiento.
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Antes de plantar Ya tenemos el ejemplar en el sitio para volverlo a plantar. Ahora... 7. Recorta las puntas de las hojas con objeto de reducir la resistencia al viento y la transpiración. Nunca el cogollo, por supuesto. 8. Repasa las raíces dándole cortes limpios y sin desgarros, y si se puede, desinfectar con un fungicida como medida de prevención. Sanearemos las raíces muertas o desgarradas. 9. Suprime todas las inflorescencias y frutos que tenga, puesto que son elementos que consumen agua y ahora no interesan. 10. Envuelve las palmas con un cañizo que se mantendrá hasta que agarre.
12. Excava un hoyo amplio. 13. Mezcla la tierra extraída con un abono orgánico (estiércol, mantillo, turba, etc.). Con esto mejoramos el suelo, lo esponjamos y enriquecemos (ambiente más favorable para la emisión de raíces). Si el suelo es muy arcilloso, mezclar una buena cantidad de arena para compensar. 14. Introduce el ejemplar procurando colocarlo con la misma orientación que tenía en su posición original (haz una marca de la cara Sur en origen para saberlo). 15. Asienta con el pie o el palo de la azada para que no queden bolsas de aíre. 16. Para asegurar que el agua llegue a la base del cepellón cuando se riega, un buen truco es el colocar uno o dos tubos que lleguen al fondo del hoyo, por el que se verterá el agua. Se le llama 'macarrón'. 17. La base del tronco debe quedar a la misma altura a la que estaba anteriormente o un poco más enterrado. Sólo en climas muy húmedos, donde el drenaje sea malo o sean normales periodos de encharcamiento, la plantación se hará algo más alta sobre el nivel del suelo. 18. Asegura la palmera con 3 puntales o palos fuertes o mediante 3 tensores cuerdas, también llamados vientos.
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